Lejos de entrar en el debate político sobre la independencia de Cataluña, durante estos días he reflexionado sobre la dualidad de pensamiento que se observa en la sociedad, que hasta ahora no había captado mi atención.

La física cuántica es la disciplina que estudia el comportamiento de la materia a escala microscópica.

Uno de los experimentos más conocidos y sorprendentes, el de Thomas Young denominado de la doble rendija pone de manifiesto dos preceptos importantes. El primero, en el que no entraré en detalle, tiene que ver con la naturaleza de los objetos. El segundo, es el hecho de que observar a estos objetos hace que actúen de una manera u otra diferente.

En el experimento de Young se dispone de dos rendijas separadas una cierta distancia a las que se bombardea con electrones que las atraviesan e impactan en una pared. Lo que se espera encontrar en este caso en la pared es un patrón al azar con dos concentraciones alrededor de las ranuras.

Patrón esperado. Imagen de Mar Guilis

 

Patrón esperado. Imagen de Mar Guilis

Sin embargo, el resultado que se obtiene, en realidad, es un patrón muy distinto que sugiere una interferencia entre electrones.

Patrón obtenido

 

Patrón obtenido

Esto puede suceder si los electrones muestran un comportamiento de onda, es decir, éstas pasan por ambas rendijas a la vez.

Para confirmar este hecho, a continuación, se coloca un medidor a modo de “observador” en cada rendija para tratar de confirmar que los electrones pasan por ambas rendijas a la vez.

El resultado ahora es sorprendente. No sólo no pasan por ambas sino que, en la pared aparece ahora el patrón esperado inicialmente:

Patrón obtenido

 

De aquí se deduce que el efecto de observación altera el comportamiento de la partícula.

¿Tiene esto algo que ver con el tema planteado al inicio?

Sabemos que los pensamientos son estados de polarización eléctrica en las neuronas. Cabe pensar, entonces, que también se pueden ver sometidos a las teorías de la física cuántica y, por tanto, el comportamiento humano, su razonamiento y su experiencia cambia al ser observada. Podría entenderse el observador como el conjunto social actual que ahora mismo está debatiéndose el futuro y presente de la autonomía de Cataluña.

Esto respondería al hecho de descubrir que allegados a los que se les esperaba una postura de un tipo, manifiestan otra bien distinta pero incluso son capaces de razonar de manera opuesta. Incluso el lector seguro que ha notado que, aun teniendo una sólida convicción sobre el tema, es capaz de razonar e incluso de defender la postura contraria al mismo tiempo.

¿Es posible, entonces, que ambos pensamientos coexistan?

Otro concepto interesante de la mecánica cuántica, el conocido como gato de Schrödinger, explora la forma en la que un sistema cuántico puede existir en varios estados a la vez.

Para este experimento, se parte de un gato encerrado en una caja que contiene, además, un átomo radiactivo, un contador Geiger y una botella de cianuro. Si el contador Geiger detecta la emisión de partículas radiactivas, se rompe la botella y el gato muere. Si no, la botella sigue intacta y el gato vive.

Al no conocer qué sucede, es posible determinar que la probabilidad de que el gato esté vivo es del 50 %. Sólo al abrir la caja es posible constatarlo. Es decir, mientras no esté observado, es posible concluir que puede estar en cualquiera de los dos estados. De aquí se puede deducir que, en el mundo cuántico, cualquier partícula lleva en sí todos sus posibles valores físicos al mismo tiempo o en superposición hasta que es medida o interactúa con el ambiente. Sólo dependiendo del “observador/participante” se concreta una.

En un contexto social, podríamos determinar que el pensamiento social inconsciente puede ser cualquiera y a la vez aglutinar todos los pensamientos e ideas y sólo en el momento de la observación, se materializa en uno concreto.

Tomando un ejemplo crítico, en el momento en que el Presidente Carles Puigdemont declaró la independencia y acto seguido la suspendió se abrió un debate, ¿Cataluña se ha declarado independiente o no?

Este debate se amplía en cuanto a que algunos consideran que claramente, así ha sido y otros consideran que en absoluto se ha declarado la independencia.

De nuevo aparece una dualidad. En el colectivo social, ambos pensamientos se están dando, y sólo depende del observador para inclinarse hacia una u otra idea.

Por ello, muchos ciudadanos pueden entender que están a favor y en contra, simultáneamente del proceso y sólo, dependiendo del observador con el que interactúan, su pensamiento consciente materializa una u otra postura, aún sin comprender la complejidad de este acto y mucho menos dar cuenta de ello.

Esto da fuerza a la idea de que el pensamiento influye en el entorno más que el entorno en el pensamiento, aunque es lógico pensar que el entorno condiciona la manifestación consciente del pensamiento y, por tanto, realimenta al sistema.

Por tanto, mientras el sistema se ve influido por el pensamiento y éste, a su vez por el efecto de observación, se mantiene una realimentación continuada que provocan pensamientos duales y que sólo puede verse modificada en cuanto a la anulación de la observación hasta llegar a desaparecer por completo si el observador desaparece.

Pero, una vez anulada la consciencia colectiva, el pensamiento inconsciente sigue latente y preparado para manifestarse de nuevo conscientemente dependiendo de las variables de observación a las que se someta.

Sergio Colado

Ingeniero y neuropsicólogo