“Pero no sólo hay tres formas posibles de acercamiento al zen sino que existe un número infinito de ellas. En realidad, existen tantas formas de aproximación al zen como mentes individuales. Cada uno de nosotros tiene su propia forma de no ser pisoteado por los demás y cada uno resuelve el problema a su manera. Todo lo que puede hacer el maestro zen es indicar el camino a recorrer, el resto corresponde al alumno. Lo esencial en el zen es alcanzar el satori y mientras no haya satori no hay zen que valga. Puedes disponer de un gran conocimiento sobre las escrituras y las enseñanzas filosóficas pero no serás un verdadero practicante del zen a menos que tu mente despierte a cierta verdad espiritual.

Había una vez un monje que, mientras leía El Pundarika (Loto) Sutra, tropezó con el siguiente párrafo. «Desde el mismo origen, todas las cosas (dharma) han estado eternamente en un perfecto estado de tranquilidad». Esta frase avivó sus dudas y le inquietó profundamente. Continuamente estaba ponderando esta afirmación con la máxima seriedad, tanto cuando caminaba como cuando esta quieto, cuando estaba sentado y cuando se acostaba, pero no llegaba a ninguna conclusión. Una noche, sin embargo, mientras la luna brillaba, escuchó el canto de un ruiseñor, que le abrió los ojos al significado del pasaje del Lotus Sutra. Entonces escribió el siguiente poema:

“Desde el mismo origen todas las cosas

han estado eternamente tranquilas.

Con la llegada de la primavera

brotan las flores

y escucho el canto del ruiseñor sobre la rama del sauce.”

Evidentemente, ésta no es más que una descripción objetiva de la primavera y no hay nada en ello que sugiera mínimamente lo que ocurrió en la mente del monje, excepto la alusión al pasaje de las escrituras. Pero para quienes hayan tenido la misma experiencia que el monje la estrofa está preñada de significado vital. Y dondequiera que esto se sienta y cualquiera que sea el abordaje utilizado, allí habrá zen.”

Daisetsu Teitaro SUZUKI

«Vivir el Zen» (págs.160-161)

Ed. Kairós