—Cuando la vida se dice NO a sí misma —
Por Manuel J. Moreno
Psicólogo / Psicoterapeuta
“La carencia de sentido impide la plenitud de la vida y significa por ello enfermedad. El sentido hace muchas cosas, quizá todas, más soportables. Ninguna ciencia sustituirá al mito y no resultará mito de ninguna ciencia.”
C. G. JUNG
Una de las fallas en la motivación humana por vivir se encuentra seguramente en la voluntad de quitarse la vida, comúnmente denominada suicidio. Asturias lidera, junto con Galicia, las tasas anuales de suicidios en España. Según el presidente de la sociedad española de psiquiatría, julio Bobes, unas 160 personas consuman al año el acto suicida en nuestra región.
De las pocas aseveraciones rotundas que cabe hacerse sobre esta cuestión, es que se trata de un asunto complejo y multifactorial, un hecho psicológico que hunde sus raíces en las mismísimas entrañas de la experiencia existencial del ser humano. Quitarse la vida supone una afirmación negativa de la misma, un no superlativo a su autónoma continuidad.
Entre las facetas y vertientes que se requieren para un adecuado abordaje del tema que nos ocupa: definiciones, estadísticas, factores de riesgo, falsos mitos, casuística, abordaje terapéutico…, por razones de contexto y espacio, me detendré únicamente en la significación que la motivación autolítica, en tanto que resorte psicológico, tiene o puede tener para al menos un importante número de personas.
Cuando se impone el no a la vida, salvo en aquellos excepcionales casos en los que interviene un sopesado balance y determinación consciente, se está bajo el influjo de toda una constelación de motivaciones psico-emocionales, que a nuestro entender, constituyen lo que podríamos llamar un error de perspectiva o panorámica fallida, una suerte de ofuscamiento o estrechamiento de la consciencia, que se ve desbordada por un poderoso tropel de contenidos mentales alineados con motivos y justificaciones subjetivas para alcanzar, a toda costa y a cualquier precio, la cesación del sufrimiento: pensamientos, razones, emociones, sentimientos, imágenes e ideas de extraordinario potencial sugestivo.
Quien se quita o quiere quitarse la vida, no la está negando en realidad, sino gestionando una salida a un sufrimiento vital, que por unos u otros motivos, se le ha vuelto insoportable. Y es aquí, precisamente, en la posibilidad consciente de afrontar el dolor y encarar el dato oscuro y negativo de la experiencia vital, donde puede tener lugar una alquimia transformadora decisiva para evitar la deserción suicida, previniendo así los momentos de grave ofuscamiento y desesperación.
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Video-grabación de la charla: